Sa Llotja volvió a abrir sus puertas

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Después de la inauguración del apartado de social media travel con Pon un hashtag en tus viajes seguimos con los habituales posts de fin de semana. Esta vez nos quedamos en Mallorca para visitar uno de los edificios más emblemáticos de Palma, Sa Llotja que acaba de abrir sus puertas tras una larga reforma y nos volveremos a subir al tren de Sóller, la semana pasada tuve la oportunidad de repetir la experiencia después de tanto tiempo. Así que esta semana volvemos un poco al pasado en casa.

Empezamos por Sa Llotja o la Lonja, lugar donde recuerdo ir los domingo por la mañana a ver exposiciones de cuadros con mis padres de pequeña. Ese edificio enorme que parecía una catedral, que ni es enorme ni jamás tuvo función religiosa alguna.

Se trata de un edificio de una sola planta que como su nombre indica se hacían transacciones comerciales. Está al lado del Consolat de Mar que es la sede del Govern Balear que en febrero con motivo del día de la comunidad autónoma se abrió el público y cuya visita comenté en este post.

Desde el pasado 25 junio, Sa Llotja ha vuelto a ser espacio de exposiciones, esta vez con un sencillo montaje luz y llaüts, las típicas embarcaciones de pesca mallorquinas para dejar ver el edificio en todo su esplendor. No en vano es una joya de la arquitectura gótica civil, construido entre los años 1420 y 1452 por el arquitecto mallorquín Guillem Sagrera que también colaboró en la construcción de la Catedral. Además de obras en Perpiñan y Napolés, cuando la ciudad francesa era parte del reino de Mallorca y la italiana parte de la corona catalano-aragonesa.

No recuerdo exactamente el tiempo que ha pasado Sa Llotja cerrada para rehabilitarla, pero desde luego ha sido una pena pasar por delante y ver las puertas cerradas. Había que conformarse con ver su exterior con sus torrejones, sus gárgolas y la escultura del ángel custodio de los mercaderes.

Y recordar su interior lleno de columnas y los escudos que adornan el texto. Pero sobre todo los rincones que hacen las ventanas tapadas con bancos a los lados como una especie de reservados parecidos a los que hay en la muralla, supongo que alguna vez me debí sentar en ellos si es que se podía después de ver la exposición de ver la exposición de turno, mientras mi padre seguía parado en el primer cuadro por lo menos, seguro que después le hacían un examen y sacaba un 10 sin duda.

Hace un par de semanas, aprovechando que pasaba por delante, entre a ver si era como la recordaba y si la han vuelto a dejar como era. Y por supuesto la exposición cumple su cometido de dejar ver el edificio simplemente. Ahora los domingos por la mañana ahora los dedico a dormir, pero buscaré otro momento para ver las exposiciones y Sa Llotja como antes.

En el próximo post hablaremos del retorno a Sóller y al Puerto de Sóller con el tren.

Hasta la próxima.

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