La Vida en los Faros, visita al Faro de Portopí en Palma

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No todos los días se pueden visitar lugares que brillan con luz propia y han tenido un desarrollo vital en la navegación y la comunicación marítima. Como apasionada del mar aunque no sea el barco mi medio de transporte favorito, sabéis que no me pierdo un museo marítimo en ninguna de las ciudades que visito, pensaba que no volvería emocionarme de nuevo como cuando visité la réplica del barco de época de Museo Marítimo de Amsterdam. Pues estaba bien equivocada, tampoco habría pensado jamas en la posibilidad de visitar ni más ni menos que un faro. De eso cuando escribo estas lineas ha pasado justo una semana y reconozco que todavía no acabo de asimilarlo. Incluso cuando puse la pregunta en Facebook del lugar con luz propia, creí que nadie lo adivinaría, lo quise poner un poco difícil con las auroras boreales, por es coincidía la misma fecha del mes y día de la semana con el viaje a Estocolmo. Pero no contaba que Álvaro Gomila de Un Portal Muy Lejano, había visto el fin de semana anterior en la televisión un reportaje sobre este mismo faro.

Como podéis imaginar no me he ido muy lejos, y el faro visitado es uno de los 34 que existen en las islas Baleares. El único faro que se puede visitar y ni más ni menos que el tercero más antiguo del mundo en funcionamiento, tras la Torre de Hércules y la Linterna de Génova, viene el Faro de Portopí en el puerto de Palma. Existen documentos históricos que el siglo XIV ya estaba en funcionamiento donde hoy se encuentra el castillo de San Carlos. Cuando se construyó el castillo había como interferencias entre el edificio y el faro y se optó por trasladarlo a otra parte del puerto en el siglo XVI. Donde esta ahora, en una de las torres en la entrada del antiguo puerto desde la loma de San Carlos se ven. Eran dos torres iguales, que una de ellas se adaptó para incluir la instalación.

Como os daréis cuenta una cosa es la torre y otra es el faro propiamente dicho. Correctamente faro es la señal marítima luminosa con un alcance nominal de 10 ó más millas náuticas. Cuando la señal tiene un alcance nominal menor se califica como baliza. Lógicamente necesita estar cubierto y para eso sirve la torre, que este caso se añadió un piso y se colocó encima, por eso se puede decir que funciona desde el siglo XIV.

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Y quienes se ocupan del faro, que popularmente se le conoce como fareros, empezaron siendo torrero de faros, más tarde como técnicos de señales marítimas y actualmente reciben el nombre de técnicos de sistemas de ayuda a la navegación. En su momento llegaron a haber dos o tres torreros de faros con sus respectivas familias completas (padres, hijos, abuelos, tios…) viviendo en una casa adosada. En el caso de Portopí esa casa se ha también rehabilitado y esta abierta al público con una exposición sobre la historia de los faros de las islas, su funcionamiento, la vida y la señalización. Esta dividida en dos plantas y cinco salas diferentes con objetos, maquinaria, muebles y documentos históricos sobre la vida en los faros. Es muy curioso saber que los faros funcionaron con aceite de oliva virgen lo que provocan ciertos trapicheos de los fareros a pesar del control de los ingenieros jefe que tenían incluso tabulado que se tenia que gastar y si se sabia gastado más había castigo para el farero. De castigos recibían también cuando había peleas entre los fareros que era bastante habitual por la documentación encontrada, ya que se registraba todo desde el tiempo que había hecho hasta la correspondencia.

Y otra curiosidad cada faro emitía señales de una manera especifica, combinando encendido, destellos, y apagado ocultaciones a diferentes intervalos. Así era posible para los navegantes identificar cada faro y poder guiarse en periodos de paz. Durante las guerras se apagaban los faros para fastidiar al enemigo. Un mito sobre los faros, no son automáticos gracias por las nuevas tecnologías, si no lo son desde 1920 año el sueco Gustav Dalen ideó una lampara de gas acetileno que producía destellos automáticos. A mediados de siglo dejó de emplearse este gas para hacerlo con electricidad.

Esto y mucho más se puede ver en la exposición de forma gratuita con las visitas guiadas que se hacen cada jueves con cita previa. No hay un número de personas mínimas para solicitar la visita, no se trata de un actividad exclusiva para grupos, para nada. Podéis solicitar la visita a través de la web de Fars de Balears donde tienen toda la información sobre los faros y los fareros y demás. Para llegar es muy fácil, está en el dique del Oeste, el punto de encuentro con el guía es la última parada del autobús número 1, el mismo que va al aeropuerto pero en dirección Puerto. La zona es de acceso un poco limitado por la actividad del puerto, por eso hay que concertar la visita. Pero vale muchísimo la pena ver la exposición y me gustaría decir que el faro. Lo que no nos dejaron subir al faro por un tema del seguro, pero nos hemos enterado que los que hicieron el curso el año pasado si que lo hicieron, eso no es justo aunque no desmerezca la visita.


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