Cova do Vapor, entre el Tajo y el Atlántico

2020 está siendo un año muy atípico para todo el planeta. No sé puede decir que esté siendo un año bueno pero tampoco malo. Aunque para los viajes si se puede decir, que ha sido un auténtico desastre, al menos para viajar de la forma que lo hacíamos antes. Lo de subir a un avión y aterrizar en la otra parte del planeta con una cultura e idioma diferentes, eso ha quedado casi en otro siglo.

Ahora podemos considerar viaje subir a un autobús y cruzar un puente a media hora de tu casa y encontrarte con este pequeño paraíso. Aunque no siempre se puede disfrutar de él, en el contexto en que el que estamos. Esta playa pertenece a la Cova do Vapor, un pueblo de pescadores, barrio de la vecina Trafaria en la costa Caparica, al otro lado del río Tajo enfrente de Lisboa y Cascais.

Aunque que este sea el primer post de 2020, si en noviembre, tal como están las cosas, os tengo que recordar que llevo más de un año viviendo en Lisboa. Por lo que Cova de Vapor está a media hora de mi casa y en este tiempo he tenido oportunidad de visitarlo 3 veces, 2 antes de la pandemia.

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La primera vez que estuve en la Cova do Vapor fue en noviembre del año pasado a una castañada a la Asociación de vecinos/ moradores que se dice en portugués invitada por Firmo, el primo de Begoña de Vigopeques que trabajaba conmigo y que vive allí. Fuimos a pasar el día allí a esperar la tarde para las castañas de Magusto.

Cómo llegar

Esa vez fuimos en barco desde Belem hasta Trafaria, el pueblo más grande al que pertenece. El barco es transporte público, con horarios más o menos amplios. Algunos van directos a Trafaria que merece también una visita y otros paran en Porto Brandao. Salen de la estación fluvial de Belem, a la que se accede a través de un puente enfrente del Museo de los Coches. Entremedias están las vías de tren a Cascais, así que no hay otra manera de cruzar tan enfrente.

El viaje completo Belem / Porto Brandao / Trafaria son 25 minutos, 16 cuando va directo. Y el billete sencillo cuesta 1.25€, 1,20€ con la tarjeta recargable Viva Viagem. Son precios de la web de la compañía Transtejo que he tenido que consultar, porque como residente en el área metropolitana de Lisboa tengo un bono mensual de 40€ viajes ilimitados que incluye este transporte.

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No sabía que costara tan poco, porque de hecho el billete de metro sencillo está a 1,34€ con la tarjeta recargable. Lo que con esa tarjeta 10€ de saldo se van rapidísimo. Si venís por pocos días se nota mucho realmente. Al principio que no tenía el bono, aunque no fuera tan lejos, se me agotaba en seguida.

Se puede ir también en bus desde Areeiro (línea verde del metro) con la compañía TST hasta Costa de Caparica, Bus Línea 161 Hay también algunos buses directos a Trafaria desde Sete Ríos (estación Jardim Zoologico, línea azul del metro), línea 158. De Trafaria a Cova do Vapor aunque se puede ir andando, también hay bus, la línea 171.

En la web de TST, no está tan claro el precio. Según la aplicación de transporte Moovit que incluye la mayoría de empresas de transporte en la área metropolitana, el 161 tiene un coste por trayecto de 4,35€. Como podéis pensar también entra en el bono de 40€.

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Dónde comer

En ese festival de Magusto, como lo llamaron ahí, recuerdo que vimos las dos playas de la Cova do Vapor, tiene una todavía de río y otra de océano. Cova do Vapor está en una punta y tiene el Tajo por una parte y el Atlántico por la otra. Y más que de pescadores está lleno de surfistas. Este mismo mes, había bastantes coches para ser un lunes, aunque con las restricciones de ahora, es el mejor día. Estaba comiendo ahí en la Asociación de Moradores, que hace poco han abierto un restaurante con terraza cubierta, Café Restaurante Cova do Vapor (amigo del compañero de trabajo, hay que ayudar en lo que se puede), menú de 8€ comida casera, perfecto para después del surf o pasear por la playa y el bosque.

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La historia de la runa viajera

La segunda vez que fui si estuve paseando por la playa, la del océano. Eso fue a finales de febrero, porque fui a devolver a la naturaleza algo que tomé prestado. Es algo con un poco de ritual porque en 2014 fui a buscar una piedra para hacer una runa. Salió de una playa de Mallorca, dónde todavía vivía en ese momento. Esa pequeña piedra acabó convertida en una runa Raido (protectora de los viajes) que se encargó de prepararme mi amiga Rocío de Estudio Holístico Rocío.

Esta runa la tuve de colgante y recorrió medio mundo conmigo hasta que noviembre del año pasado en Granada en el encuentro KLMVuelaSostenible bajando del bus se me salió de dónde la llevaba y se partió en dos. Ya llevaba tiempo saliendo del sitio que parecía que la perdía. Siempre había pensado que cuando la perdiera, se acabarían los viajes. Algo así parece que ha pasado, pero la guardé y se lo dije a Rocío y me explicó que había finalizado su trabajo y que tenía que tirarlo o devolverla a la naturaleza. Cómo podéis imaginar, me decidí por lo segundo y pensé que la playa de la Cova do Vapor era el lugar idóneo. Salió de una playa, volvió a otra, del Mediterráneo al Atlántico, con la idea que vaya para adelante no para atrás.

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Adelante hacía el futuro, sea el que sea, cerré una etapa con eso, empecé otra sin saber lo que venía. Y seguramente, si lo llegó a saber no lo habría hecho, no hubiera tenido la fuerza suficiente, aunque por otra parte no sé dónde estaría ahora. Igual que me deje llevar por no sé que instinto para venir a Lisboa hace más de un año, también lo hice en ese momento para hacer lo que era el trabajo de mis sueños. Y pude hacerlo, pero no de la manera que me hubiera gustado y como no iba a ninguna parte, a otra cosa mariposa. Y cómo hay más opciones de trabajo aunque no lo parezca, se prueba con otra, y otra hasta dar con lo que tenga que ser. Porque tal como está el patio, no vale la pena perder el tiempo con según que.

Y si ahora un viaje es irte a media hora de casa, a caminar por la playa o perderse por el bosque de la Cova de Vapor, bienvenido sea.